Ramón Lanús, intendente de San Isidro, se encuentra en una encrucijada tras las crecientes críticas de los vecinos sobre la inseguridad en el municipio. La situación ha llegado a un punto crítico, especialmente en el barrio de Las Lomas, donde los residentes han comenzado a juntar firmas para expresar su descontento y preocupación por el aumento de delitos violentos. En medio de este clima de tensión, Lanús ha decidido lanzar un ambicioso plan de monitoreo que promete instalar «las cámaras de seguridad más modernas del país».

Sin embargo, este anuncio parece más un intento desesperado por calmar la ira de los vecinos que una solución real a los problemas de seguridad. Los habitantes de San Isidro han manifestado que las promesas de mejora no son suficientes. En su carta al intendente, los vecinos destacaron que la inseguridad ha alcanzado niveles alarmantes y que la gestión de Lanús ha retrocedido en este aspecto. “Los anuncios de cámaras para 2025 no son suficientes cuando enfrentamos esta creciente crisis día a día”, expresaron, evidenciando que la paciencia se ha agotado.

La frustración es palpable entre los residentes, quienes sienten que sus preocupaciones no están siendo atendidas de manera efectiva. A pesar de que Lanús ha afirmado que se han realizado inversiones significativas en tecnología de seguridad, los vecinos continúan sintiéndose inseguros y desprotegidos. “La cantidad de cámaras que hoy tiene San Isidro son pocas”, admitió el intendente, lo que subraya la falta de recursos y planificación en su gestión.

Además, los recientes incidentes de inseguridad, como el intento de robo en la vivienda de la familia Manoukian, han intensificado el clamor por una respuesta más contundente. Los vecinos han recordado que, a pesar de los esfuerzos de la patrulla municipal y el programa «Ojos en Alerta», la realidad es que viven en un estado de constante tensión. “Cada nueva noticia sobre delitos genera preocupación en nuestras familias”, señalaron en su misiva.

Mientras Lanús intenta justificar su plan de renovación tecnológica, muchos se preguntan si este es realmente el camino a seguir o si es solo una estrategia para desviar la atención de su gestión deficiente. La comunidad exige acciones concretas y efectivas que garanticen su seguridad, y no meras promesas que parecen no tener un impacto real en su día a día.

En este contexto, el intendente se enfrenta a un desafío monumental: recuperar la confianza de los vecinos y demostrar que su administración puede ofrecer soluciones efectivas a la creciente inseguridad que azota a San Isidro. La presión está sobre él, y los ciudadanos están decididos a no dejar que sus voces sean ignoradas.