El PRO se encuentra en una encrucijada en la Ciudad de Buenos Aires, donde la falta de un acuerdo claro ha llevado a una creciente preocupación por la posible pérdida de dirigentes clave. En medio de tensiones internas y la presión de la coalición La Libertad Avanza (LLA), el ex presidente Mauricio Macri regresa a Buenos Aires para participar en una reunión crucial que podría definir el futuro del partido.

Jorge Macri, jefe de Gobierno, ha manifestado su frustración ante la falta de colaboración de los libertarios en la capital, lo que ha intensificado la lucha por mantener la cohesión dentro del PRO. La situación se complica aún más con la reciente decisión de varios legisladores de LLA de abandonar la bancada oficialista, lo que refleja un ambiente de confrontación y descontento.

El PRO está considerando la posibilidad de formar una alianza electoral con LLA en la provincia de Buenos Aires, un movimiento que podría ofrecer una salida a la crisis actual. Esta estrategia se basa en el antecedente de 2013, cuando se logró un acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa, lo que permitió a los dirigentes del PRO competir de manera más efectiva. Sin embargo, la falta de un acuerdo en la capital complica esta opción, ya que muchos en el partido sienten la presión de actuar de manera independiente.

A medida que la diáspora de dirigentes se intensifica, el PRO se enfrenta a un desafío monumental: resistir la pérdida de influencia y mantener su relevancia en la política argentina. Con la urgencia de encontrar una solución, los líderes del partido están buscando desesperadamente un camino que les permita navegar por esta crisis y evitar una mayor fragmentación. La reunión de mañana se presenta como un momento decisivo, donde se espera que se discutan estrategias para enfrentar la situación actual y fortalecer la unidad del PRO ante la amenaza de LLA.