Estados Unidos ha decidido congelar la financiación de casi todos sus programas de ayuda exterior, con algunas excepciones limitadas. Esta medida, anunciada el pasado viernes, afecta a proyectos que abarcan áreas críticas como salud, educación, desarrollo, capacitación laboral y lucha contra la corrupción, entre otros. Sin embargo, se han hecho excepciones para la asistencia alimentaria de emergencia y el apoyo militar a Israel y Egipto.

La decisión, que podría interrumpir rápidamente miles de millones de dólares en ayuda, fue comunicada a las embajadas estadounidenses en todo el mundo. La orden proviene del secretario de Estado, quien enfatizó que la congelación es parte de una estrategia más amplia para revisar y ajustar la asistencia exterior del país. En 2023, Estados Unidos destinó aproximadamente 60,000 millones de dólares a ayuda exterior, representando cerca del 1% de su presupuesto total.

Abby Maxman, directora de Oxfam América, advirtió que esta suspensión podría tener «consecuencias de vida o muerte» para muchas familias y niños en diversas regiones del mundo. En la ONU, se expresó la esperanza de que otros países con capacidad financiera continúen apoyando la asistencia al desarrollo. Aunque la ayuda militar a Israel y Egipto no se ve afectada, no se ha mencionado una exención similar para la asistencia militar a Ucrania, lo que genera incertidumbre sobre el futuro de este tipo de apoyo.

La congelación de fondos es parte de un compromiso de la administración actual para reevaluar los programas de ayuda, asegurando que se alineen con la política exterior del presidente. En los próximos meses, se establecerán nuevos estándares para la revisión de la asistencia extranjera, con el objetivo de garantizar que se utilicen de manera efectiva y eficiente.