La importación de electricidad desde Brasil ha sido crucial para evitar un colapso energético en Argentina, especialmente en un momento en que el sistema eléctrico nacional se encuentra en una situación crítica. En medio de un verano caluroso, las temperaturas han comenzado a acercarse a los 30 grados, lo que ha generado un aumento significativo en la demanda de energía. En este contexto, Brasil, bajo la presidencia de Lula, ha proporcionado más de 1,760 megavatios hora (MVh) al sistema interconectado argentino, lo que ha ayudado a prevenir apagones similares a los que ocurrieron hace dos semanas.

El gobierno argentino ha sido criticado por su falta de una política clara en el sector energético, lo que ha llevado a una dependencia de las importaciones para satisfacer la demanda. A pesar de que el consumo total del sistema alcanzó los 24,500 MVh, las importaciones han sido necesarias, ya que Buenos Aires no aportó energía al sistema durante las horas pico. La situación se complica aún más con la caída en la contratación de buques turcos para generar electricidad, lo que ha llevado a la Secretaría de Energía a considerar soluciones como el reparto de «pilas gigantes» para evitar cortes de luz.

Los datos de Cammesa indican que, a pesar de la recuperación de los niveles hídricos en las cuencas, la exigencia sobre el sistema eléctrico seguirá aumentando, especialmente con pronósticos de temperaturas que podrían superar los 40 grados en los próximos días. Sin la posibilidad de importar energía, se anticipan cortes programados, lo que pone de manifiesto la fragilidad del sistema energético argentino.

La situación actual refleja una falta de planificación y estrategia en el manejo de la energía, lo que ha llevado a depender de la buena voluntad de países vecinos como Brasil para evitar un colapso total en el suministro eléctrico.