La reciente intensificación de la colaboración entre Irán y Venezuela ha llevado a un aumento significativo de la presencia militar iraní en el país sudamericano. Según informes, altos funcionarios iraníes han adquirido propiedades en Venezuela, mientras que el régimen de Nicolás Maduro ha ofrecido asilo político a miembros de la élite iraní en caso de crisis en su nación. Esta relación, que se ha fortalecido a lo largo de los años, ahora incluye una cooperación militar y económica que podría tener repercusiones para la estabilidad regional.

Irán ha establecido una base de desarrollo de drones en la base aérea El Libertador, donde se lleva a cabo la capacitación del personal militar venezolano en el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV). Entre los modelos destacados se encuentran el ANSU-100 (Mohajer-2) y el ANSU-600 (Mohajer-6), que están diseñados para misiones de reconocimiento y ataque. Estos avances tecnológicos representan un cambio significativo en la capacidad militar de Venezuela, respaldada directamente por Teherán.

Además de la cooperación militar, se han reportado actividades económicas conjuntas que incluyen el intercambio de oro venezolano por petróleo iraní, lo que permite a ambos países evadir sanciones internacionales. Este esquema ha facilitado la transferencia de recursos entre Caracas y Teherán, generando ingresos que se destinan a financiar actividades de la Fuerza Quds, considerada terrorista por varios países.

El apoyo de Irán a Maduro también se manifiesta en el contexto de las recientes elecciones, que han sido catalogadas por la comunidad internacional como fraudulentas. La colaboración entre ambos países busca asegurar la estabilidad del régimen de Maduro y garantizar el acto de asunción del presidente reelecto, en un clima de rechazo y condena global.