Las autoridades chilenas enfrentan serios desafíos en su frontera norte, donde el tráfico de drogas, la trata de personas y el robo de vehículos son problemas constantes. La pequeña localidad de Colchane, que ganó notoriedad en 2021 debido a una crisis migratoria, se ha convertido en un punto crítico. Según el coronel de Carabineros, Adrián Andrades, los delitos más comunes en esta área incluyen el tráfico de drogas y migrantes, así como el contrabando de dinero. Un caso notable involucró a un ciudadano boliviano que intentó ingresar a Chile con 1.200.000 dólares en efectivo, lo que ha llevado a las autoridades a investigar su posible conexión con el crimen organizado.
La geografía de la región, que permite cruces irregulares, complica aún más la situación. La fiscal jefe de Tarapacá, Trinidad Steinert, señala que la proximidad de poblados bolivianos facilita la entrada de personas, aunque aclara que no todos los extranjeros que cruzan la frontera son delincuentes. Sin embargo, el ingreso descontrolado ha permitido que organizaciones criminales, como el Tren de Aragua, se establezcan en el país, llevando a cabo delitos violentos y extorsiones.
El gobierno chileno ha intensificado sus esfuerzos para controlar la frontera, desplegando recursos del Ejército y Carabineros. La delegada presidencial en la provincia del Tamarugal, Camila Castillo, destaca que se ha logrado reducir en un 40% los ingresos irregulares gracias a estas medidas. Además, se ha implementado un sistema biométrico para registrar a quienes cruzan por pasos no habilitados, lo que mejora la capacidad de control.
El robo de vehículos también es un problema significativo, con bandas que operan en Iquique y otras regiones, trasladando autos robados a Bolivia. Las autoridades chilenas han trabajado en coordinación con la policía boliviana para desarticular estas organizaciones y prevenir el tráfico de vehículos robados.