La Casa Rosada se encuentra en una situación complicada debido a la detención del senador Edgardo Kueider, un aliado del oficialismo, quien fue arrestado en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar. Este escándalo ha captado la atención de los medios y ha puesto en aprietos al gobierno de Javier Milei, justo cuando se aproxima el primer aniversario de su gestión. La situación se vuelve aún más delicada para Santiago Caputo, el principal estratega de Milei, quien ha estado intentando desviar la atención mediática hacia otros temas.
El caso Kueider no solo afecta la imagen del gobierno, sino que también pone en riesgo la estabilidad del bloque oficialista en el Senado. Kueider ha sido una figura clave en la aprobación de leyes importantes, como la Ley Bases, y su ausencia podría debilitar la posición del oficialismo en el Congreso. A pesar de los intentos de Caputo por minimizar el impacto del escándalo, la situación se complica aún más con las críticas de la oposición, que ha comenzado a exigir la expulsión de Kueider.
El gobierno ha intentado cambiar la narrativa mediática, lanzando temas como la cancelación de medicamentos para jubilados y despidos en la AFIP, pero hasta ahora esos esfuerzos no han logrado desplazar el foco del caso Kueider. La estrategia de Caputo se ha visto frustrada, y las tensiones dentro del oficialismo aumentan, especialmente con la oposición liderada por Cristina Kirchner, quien ha desafiado a Milei a actuar en este caso.
La situación es crítica, ya que si el oficialismo pierde a Kueider, el bloque opositor podría ganar mayorías en el Senado, lo que complicaría aún más la gobernabilidad. En este contexto, el gobierno se encuentra en una encrucijada, intentando equilibrar la defensa de su gestión con la necesidad de manejar un escándalo que amenaza con desestabilizar su agenda legislativa.