En un apasionado discurso durante la CPAC Argentina, Javier Milei, el presidente argentino, abordó la lucha de poder entre la izquierda y la derecha, enfatizando que “esto se trata de poder y si no lo tenemos nosotros lo tienen los zurdos de mierda”. Su intervención, que resonó entre los asistentes, incluyó una serie de afirmaciones contundentes y provocativas.
Milei presentó un decálogo que delineaba su visión política, comenzando con la idea de que “es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable”. Argumentó que el diagnóstico erróneo de la realidad lleva a catástrofes, y criticó a los políticos que evitan la verdad por miedo a perder privilegios. “Las mentiras al principio pueden caminar, pero a la larga tienen patas cortas”, advirtió, refiriéndose a la caída del modelo de Estado presente que, según él, se había convertido en una “casa de naipes”.
El presidente también se mostró crítico hacia la clase política en general, afirmando que “nos importa un rábano la opinión de los políticos sobre casi todos los temas”. En este sentido, denunció el modelo de la casta política como un esquema que extrae riqueza en detrimento de la sociedad. “Escuchar a un político en cualquier materia es automáticamente darle la espalda a los argentinos”, sostuvo.
Milei enfatizó la importancia de no negociar las ideas por votos, afirmando que “nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto”. Para él, esto resulta en la pérdida de identidad y convicciones. En su análisis, la política es un “juego de suma cero”, donde los espacios de poder que no ocupan los liberales son ocupados por la izquierda. “No hay que tenerle asco a ejercer el poder”, instó, y agregó que “la única forma de combatir el mal organizado es con el bien organizado”.
El presidente también hizo hincapié en que “cuando el adversario es fuerte, la única forma de derrotarlo es con una fuerza mayor”, y que “retroceder nunca, la mejor defensa es siempre un buen ataque”. En su visión, “dar la batalla cultural desde el poder es una obligación”, ya que las ideas no triunfan por sí solas, sino que deben ser promovidas activamente.
Finalmente, Milei concluyó su discurso subrayando que “nosotros defendemos una causa justa y noble, mucho más grande que cada uno de nosotros”, apelando a una causa intergeneracional que busca restaurar los valores de la civilización occidental.