La elección presidencial de Estados Unidos del 2024 está resultando una de las más reñidas y trascendentes de la historia. La candidata demócrata Kamala Harris y el exmandatario republicano Donald Trump vienen prácticamente empatados, dejando el resultado en manos de siete estados clave que jugarán un papel decisivo.
Ambos aspirantes presentan visiones antagónicas sobre una amplia gama de temas, tanto a nivel doméstico como en el plano internacional. Mientras que Trump propone poner fin a la asistencia militar a Ucrania, limitar el apoyo a Israel y cuestionar el cambio climático, Harris se inclina por profundizar el respaldo bélico a Kiev, limitar el apoyo a Tel Aviv y respaldar la agenda climática global.
Estas posiciones contrastantes reflejan la profunda fractura que atraviesa a la sociedad estadounidense. Los resultados de los comicios en Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Arizona, Wisconsin y Nevada serán fundamentales para determinar quién ocupará la Casa Blanca en los próximos cuatro años. La victoria dependerá de un margen muy estrecho de votos.
Más allá de las diferencias domésticas, los comicios también tendrán un impacto significativo en el tablero geopolítico mundial. La presidencia de Harris o Trump marcará un antes y un después en la posición de Estados Unidos en asuntos como la guerra en Ucrania, las tensiones con China y el rol de la OTAN. El futuro de la hegemonía estadounidense a nivel global está en juego.