Los gobernadores se están preparando para una batalla política significativa en torno al Presupuesto 2025. A través de diversas estrategias, estos líderes buscan influir en las decisiones de la Casa Rosada. La formación de bloques regionales, como el reciente “Región Litoral”, que incluye gobernadores de diferentes partidos, subraya la intención de estos líderes de presentar un frente unido. Sus demandas, aunque no son nuevas, reflejan un continuo descontento con el gobierno central debido a la falta de avances en la asignación de recursos y la gestión presupuestaria.

El contexto político actual presenta un desafío doble para el oficialismo. Por un lado, la creación de estos bloques ofrece un espacio para la negociación más allá del Congreso, pero también pone de manifiesto el descontento local frente a las políticas fiscales del gobierno. Esta situación se agrava con las advertencias de que el presidente podría optar por gobernar con una prórroga presupuestaria, lo cual podría ser objeto de judicialización. La disputa va más allá de lo legislativo y se centra en cómo se distribuyen los recursos financieros del país.

El bloque “Región Litoral” se presenta como un esfuerzo por promover el desarrollo regional y reafirmar el federalismo. Sin embargo, los gobernadores involucrados, que provienen de partidos como el radicalismo, el PRO, el PJ y espacios provinciales, están más enfocados en cómo influir en las decisiones del gobierno central que en los alineamientos partidarios nacionales. La diversidad de sus afiliaciones políticas sugiere un desinterés por las divisiones tradicionales, priorizando en cambio las necesidades locales.

A medida que se discute el Presupuesto 2025 en el Congreso, la dinámica entre los gobernadores y el gobierno central se hace más compleja. Algunos líderes provinciales, con el respaldo de figuras como Miguel Ángel Pichetto, ya han comenzado a articular sus posturas. Esta situación refleja una política fragmentada, donde los gobernadores buscan mayor autonomía y peso político. De no llegar a un acuerdo, el gobierno podría enfrentar dificultades significativas, tanto internas como en el escenario internacional, lo que subraya la importancia de esta disputa presupuestaria.