Israel ha confirmado la muerte de Nabil Qaouk, un alto comandante de Hezbollah, tras un bombardeo llevado a cabo en los suburbios de Dahye, al sur de Beirut. Este ataque fue realizado el sábado por el Ejército israelí, que describió la acción como «precisa». La muerte de Qaouk se produce poco después de la eliminación del líder del grupo, Hassan Nasrallah, lo que representa un duro golpe para la organización proiraní, que ha sido objeto de una intensa ofensiva militar israelí en Líbano.

El ejército israelí ha calificado a Qaouk como un «terrorista» de alto nivel, cercano a la cúpula de Hezbollah. A lo largo de su carrera, Qaouk no solo fue un destacado miembro del grupo terrorista, sino que también llegó a ser diputado en el sur de Líbano, participando activamente en la vida política del país. Hasta el momento, Hezbollah no ha emitido una declaración oficial sobre su muerte.

Este bombardeo se inscribe en una serie de ataques israelíes dirigidos a desmantelar la estructura de mando de Hezbollah, que ha dejado más de mil muertos en distintos enfrentamientos en la región. Los informes indican que las fuerzas israelíes han intensificado sus acciones en respuesta a la acumulación de misiles antibuque en áreas residenciales, lo que ha llevado a un llamado a los civiles para que se mantengan alejados de las zonas en conflicto.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en su primera declaración tras la muerte de Nasrallah, destacó que, aunque se han logrado avances significativos, «el trabajo aún no está completo». Esta afirmación subraya la determinación de Israel de continuar su campaña militar contra Hezbollah y sus aliados en la región, a medida que se desarrollan tensiones en el Medio Oriente.