A medida que se acercan las elecciones de 2024 en Estados Unidos, los candidatos han comenzado a delinear sus propuestas económicas. En un evento organizado por el Economic Club de Pittsburgh, la vicepresidenta Kamala Harris presentó su visión de una economía que favorezca tanto a los negocios como a la clase media. «Tomaré buenas ideas, vengan de donde vengan», afirmó, destacando su compromiso de duplicar el número de personas capacitadas en programas de aprendizaje registrado y su apoyo a medidas que faciliten el acceso a la propiedad de viviendas.
Por su parte, el ex presidente Donald Trump compartió su perspectiva económica durante una visita a una fábrica de muebles en Carolina del Norte. Trump defendió la implementación de una tasa de impuestos reducida para los fabricantes estadounidenses y prometió aranceles elevados que, según él, provocarían una salida masiva de empleos de fábricas automotrices en países como Japón, Alemania y Corea del Sur. Este enfoque refleja su intención de revitalizar la industria estadounidense y asegurar que los empleos permanezcan en el país.
Sin embargo, la contienda electoral no solo se centra en las propuestas económicas, sino también en nuevas restricciones de votación que han surgido desde las elecciones de 2020. Un informe del Brennan Center for Justice revela que cerca de la mitad de las 63 nuevas leyes restrictivas limitan el voto por correo, lo que podría afectar a millones de ciudadanos. Entre las medidas se encuentran la reducción de plazos para solicitar y devolver boletas, así como restricciones en la ayuda a los votantes para devolver sus solicitudes.
En medio de estas tensiones, un incidente en Wisconsin ha generado controversia. El alcalde de Wausau retiró un buzón de votos en ausencia, lo que ha llevado a una investigación por parte de la fiscal de distrito local. A pesar de que el alcalde defiende su acción, este hecho pone de relieve las disputas en torno a la accesibilidad del voto en un momento crítico para la democracia estadounidense.