El gobierno decidió paralizar el proyecto del CAREM, el primer reactor nuclear completamente argentino, lo que ha generado un fuerte rechazo de los sindicatos y trabajadores del sector. La Uocra, ATE y Luz y Fuerza llevaron a cabo protestas, incluyendo un corte en la ruta 9, exigiendo la reactivación de la obra. Esta decisión ha sido interpretada como parte de un «brutal ajuste» por parte del gobierno de Javier Milei, que se ha traducido en la detención de trabajos y el despido de numerosos obreros.
Los trabajadores han denunciado que la nueva gerencia del proyecto ha decidido frenar la construcción civil del CAREM, justificando la medida por problemas de ingeniería, aunque ellos argumentan que la verdadera razón es la política económica del gobierno. El CAREM, que ha sido reconocido internacionalmente, es un reactor modular que utiliza tecnología de fisión y tiene el potencial de aumentar la participación de la energía nuclear en la matriz energética del país.
La paralización del CAREM también pone de relieve la contradicción en la política del gobierno, ya que hace menos de un mes, el jefe de gabinete, Guillermo Francos, había visitado la obra y enfatizado la importancia de los proyectos nucleares para el país. La decisión de frenar este proyecto estratégico plantea serias dudas sobre las prioridades del gobierno en materia de energía y desarrollo tecnológico.
Además, el CAREM se considera uno de los pocos reactores en construcción en el mundo y su detención podría impactar negativamente en la competitividad de Argentina en el ámbito de la energía nuclear. Los analistas advierten que esta situación podría afectar no solo el desarrollo energético del país, sino también su capacidad de generar ingresos a través de la exportación de tecnología nuclear.