El rechazo del gobernador Gustavo Valdés a la Boleta Única ha desencadenado una crisis en el Congreso argentino, donde la falta de quórum ha impedido la votación de importantes proyectos. A pesar de que las intenciones de avanzar en la reforma electoral estaban presentes, la falta de apoyo por parte de ciertos senadores del PRO, como Eduardo Vischi y Mercedes Valenzuela, ha llevado a un estancamiento en las negociaciones. Valdés, que busca mantener el esquema de colectoras con miras a su candidatura nacional, ha instruido a sus legisladores a retirar su respaldo al proyecto de Boleta Única.

Los incidentes en el recinto reflejan la desconfianza que existe entre los bloques. José Mayans, líder de la bancada peronista, mencionó que hay gobernadores que están «especulando» por sus propios intereses políticos, lo que ha llevado a una situación en la que el oficialismo no puede avanzar con su agenda. La Casa Rosada se encuentra en una encrucijada, ya que necesita el apoyo de estos senadores para poder sancionar la Boleta Única, pero la estrategia de Valdés complica la posibilidad de alcanzar un acuerdo.

La situación se agrava con la proximidad de elecciones y la necesidad de que el gobierno logre resultados concretos. La falta de quórum en el Congreso ha obligado a aplazar la sesión, lo que a su vez retrasa la discusión de otros temas cruciales, como la ampliación del presupuesto universitario y la derogación de un DNU que incrementa los fondos de la Secretaría de Inteligencia.

A medida que se desarrollan estos eventos, la relación entre el oficialismo y el PRO se tensa, y la búsqueda de consenso se vuelve cada vez más desafiante. El gobierno, que había esperado avanzar con la Boleta Única como una forma de modernizar el sistema electoral, ahora se ve obligado a navegar en un clima de incertidumbre política y resistencia por parte de algunos de sus potenciales aliados.