La creciente tensión global y los conflictos en diversas regiones han llevado a muchos a preguntarse si estamos al borde de una Tercera Guerra Mundial. La guerra en Ucrania, sumada a otras crisis en Medio Oriente y África, han creado un ambiente de incertidumbre que inquieta a expertos en geopolítica. En un análisis reciente, especialistas como Andrei Serbin Pont, Fabián Calle y Leandro Ocón han debatido sobre la naturaleza de los conflictos actuales y la posibilidad de que estos se transformen en un enfrentamiento a gran escala.

Andrei Serbin Pont recalca que «estamos viendo un conflicto convencional a gran escala en Europa» y que las tensiones en lugares como Gaza y el Indopacífico son también preocupantes. Él argumenta que la situación actual es más compleja que en el pasado debido a la intervención de actores externos que buscan influir en procesos electorales en otros países, mencionando a Irán y Rusia como ejemplos. Además, critica la ineficacia de organismos multilaterales como la ONU en la gestión de estas crisis, lo que podría contribuir a una escalada de conflictos.

Fabián Calle, por su parte, destaca que el mundo ha pasado de ser unipolar a bipolar, lo que reduce las posibilidades de un conflicto armado directo entre potencias. Refiriéndose a la dinámica actual, Calle menciona el «chicken game», donde las potencias evitan el enfrentamiento bélico por el temor a las consecuencias nucleares. Sin embargo, advierte que cualquier crisis en este contexto podría escalar rápidamente, lo que hace que el presente sea uno de los momentos más críticos en términos geopolíticos de las últimas décadas.

Por último, Leandro Ocón sugiere que la naturaleza de la guerra ha cambiado. En lugar de conflictos tradicionales entre naciones, estamos viendo una lucha de intereses donde las corporaciones juegan un papel crucial. Él argumenta que «pensar en una guerra mundial en términos de las del pasado destruiría la economía, y eso no le conviene a nadie». Ocón concluye que en el futuro deberíamos esperar un escenario de gestión de la conflictividad, donde la tensión persista, pero sin llegar a un conflicto abierto a gran escala.