Se publicó un nuevo ranking de intendentes del Gran Buenos Aires, basado en una encuesta realizada por la Consultora CB, que evaluó la imagen de los jefes comunales en sus respectivos municipios. Los resultados revelan los niveles de aprobación de cada intendente, destacando tanto a aquellos con mejor valoración como a los que enfrentan mayores desafíos en su imagen pública.
En la parte alta del ranking, se encuentra Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, quien lidera con un 67.8% de imagen positiva, seguido por Jaime Méndez de San Miguel y Federico Achával de Pilar, con un 66.3% y 66.2% respectivamente. Sin embargo, el enfoque de este artículo se centra en el intendente que ocupa el último lugar en la lista, Ramón Lanús, de San Isidro, quien presenta la peor valoración con un escaso 39.1% de aprobación entre sus vecinos. Este dato resulta especialmente significativo, dado que Lanús asumió el cargo recientemente, lo que podría indicar problemas de aceptación o de gestión desde el inicio de su mandato.
El intendente que llegó al cargo por un mínimo margen de votos sobre la jóven hija de Gustavo Posse, supo aprovechar simple decisión de los vecinos de San Isidro de cambiar de apellido en la intendencia. Esa necesidad, aunque la gestión de Posse estaba bien valorada, ya que era el intendente con mejor imagen en el conurbano a pesar de llevar dos décadas en el cargo, fue natural, ya que los ciudadanos argentinos en general estaban ansiando cambios en la política a nivel general. Pero de tener al intendente con mejor imagen a tener al peor valorado en apenas 9 meses, es una situación como mínimo preocupante. Hay que tener en cuenta que Ramón Lanús tiene peor imagen entre sus vecinos que el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien se encuentra en una pésima posición política producto de una denuncia por abuso sexual.
En el ámbito político consideran que Lanús se equivoca en querer justificar su impericia a factores relacionados a la gestión de Posse. «Posse fue intendente 24 años y la candidata fue su hija. En 24 años no tuvo los problemas que tiene Lanús en pocos meses y tampoco hubiera aceptado a su hija como candidata si acarreara problemas para llevar adelante la gestión. La gente no es estúpida», afirman en el ámbito políico local. La reflexión es lógica: nadie quiere quedarse en un lugar que puede explotar y mucho menos dejar que su hija lo ocupe».
La baja imagen de Ramón Lanús se ve reflejada en un contexto complicado, donde la percepción de los ciudadanos podría estar influenciada por diversos factores, incluyendo la gestión de servicios públicos, la seguridad y el desarrollo de políticas locales. A pesar de que el intendente de San Isidro no es el único en la zona con una imagen negativa, su calificación lo coloca en una posición lamentablemente destacable comparada con otros jefes comunales que, aunque también enfrentan retos, logran mantener una imagen más positiva ante sus electores.
El desafío para Lanús será revertir esta tendencia negativa y encontrar formas efectivas de conectarse con la comunidad y mejorar su gestión para fortalecer su posición en futuros rankings. Por ahora, el nuevo intendente de San Isidro tiene delante a Mario Ishii, Jorge Ferraresi, Mayra Mendoza y Fernando Espinoza, quien a pesar de la denuncia por abuso sexual, está mejor valorado que Lanús.