En un acto sin precedentes, el presidente ruso Vladimir Putin recibió personalmente a los ocho presos liberados tras el histórico canje de prisioneros con Occidente. Entre los homenajeados se encontraba la pareja de espías Anna Valereva Dulceva y Artem Viktorovic Dulcev, quienes vivieron en Argentina haciéndose pasar por ciudadanos de ese país y tuvieron dos hijos como parte de una intrincada estrategia del servicio secreto ruso.
Las emotivas imágenes mostraron cómo Putin abrazó a los recién llegados en el aeropuerto de Vnúkovo-2 y los colmó de elogios. «Quiero felicitar a todos por su regreso a la patria», expresó conmovido el mandatario, quien además prometió condecorarlos con medallas estatales. Una guardia de honor y una alfombra roja dieron la bienvenida a los espías y presos políticos, en un recibimiento digno de héroes nacionales.
El caso del matrimonio Dulcev cobró especial relevancia debido al engaño planificado por el Kremlin. Tras vivir varios años en Argentina con una identidad falsa, se mudaron a Eslovenia, donde fueron descubiertos, juzgados y sentenciados semanas antes del canje. La esposa Anna se mostró profundamente emocionada al reencontrarse con Putin, fundida en un abrazo junto a sus dos hijos y con un enorme ramo de flores de bienvenida.
«Quiero darles las gracias por su lealtad al juramento, su deber con la patria que ni un minuto se olvidó de ustedes», arengó Putin a los excarcelados vinculados con los servicios de inteligencia rusos. El evento reflejó la importancia que el Kremlin concede a sus agentes en el extranjero, aun cuando hayan sido desenmascarados.