En un intento por revertir la crisis que atraviesa, el PRO desató un frenético operativo para reunir al menos 600 asistentes al acto de lanzamiento que encabezará Mauricio Macri en el barrio de La Boca. Las dificultades logísticas del propio partido pusieron en jaque la convocatoria.
Inicialmente proyectada para reunir un millar de personas, la expectativa debió rebajarse drásticamente ante la poca respuesta de los dirigentes territoriales. «Sin mover un dedo junto 200 tipos y me dieron solo 2 entradas», se quejó indignado uno de los referentes.
Ante el riesgo de un papelón mayúsculo, Martín Yeza, hombre al servicio de Macri, se vio obligado a recurrir a aliados de otros espacios políticos para engrosar la concurrencia. Varias invitaciones fueron declinadas con evasivas. «Si los propios ex candidatos de Mauricio no van, yo ni muerto voy», espetó uno de los convocados.
Es que para muchos dirigentes del PRO, la disyuntiva es enojarse con Javier Milei al apoyar a Macri o romper definitivamente con el ex presidente al ausentarse. Una verdadera aporía para los desertores del macrismo que emigraron a La Libertad Avanza.
El estratega Fernando de Andreis, encargado de la organización, se vio entonces forzado a redoblar los llamamientos a última hora para reunir los 600 asistentes mínimos que eviten la postal de un acto deslucido.
En un PRO diezmado por las constantes fugas, este evento que debía marcar un relanzamiento luce hoy como una carrera contra el tiempo para salvar las apariencias y no profundizar la crisis de un partido que dilapidó su capital político.