En medio de un férreo rechazo internacional, las calles de Venezuela se han tornado un escenario de violentos enfrentamientos luego de que Nicolás Maduro se autoproclamara presidente por tercera vez consecutiva en unos comicios ampliamente cuestionados. Hasta el momento, se han confirmado cuatro fallecidos y decenas de heridos a raíz de la represión ordenada por el régimen chavista contra las multitudinarias protestas.
Las primeras víctimas mortales registradas fueron un estudiante de 30 años, Rancés Yzarra, quien perdió la vida al ser impactado por un proyectil en las inmediaciones de Maracay, estado Aragua. «Cuando protestaba en los alrededores de la Redoma de San Jacinto, Maracay, estado Aragua, Rancés Yzarra llegó sin signos vitales al Hospital», lamentó el portal Efecto Cocuyo.
Horas más tarde, organismos oficiales confirmaron la muerte de una segunda persona en el estado Yaracuy. «Al menos una persona asesinada en Yaracuy y 46 detenidas por eventos postelectorales», denunció Alfredo Romero de la ONG Foro Penal.
La represión desatada cobró víctimas adicionales que elevaron la cifra a cuatro fallecidos hasta el momento, aunque se teme un incremento ante la escalada de violencia. Perkins Rocha, vocero opositor, aseguró tener información sobre otras muertes en Aragua, Zulia y posiblemente Táchira.
«Por la libertad de nuestro país, por el futuro de nuestros hijos, queremos que se vaya Maduro», clamaban los manifestantes que colmaron las calles de Caracas y otras ciudades repudiando el fraude perpetrado por el oficialismo. En paralelo, al menos cuatro estatuas de Hugo Chávez fueron derribadas en antiguos bastiones chavistas.
La comunidad internacional ha condenado enérgicamente la falta de transparencia en los comicios y exige al régimen la divulgación de los resultados reales. Sin embargo, Maduro amenazó previo a las elecciones con un «baño de sangre» de no imponerse en las urnas.