En una gira de cinco días por Estados Unidos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, logró obtener el apoyo tanto del gobierno de Joe Biden como del precandidato republicano Donald Trump en su objetivo de terminar con la presencia del grupo Hamas en Gaza, aunque no sin algunas divergencias en cuanto al manejo del conflicto.

Netanyahu fue recibido en la Casa Blanca por el presidente Biden, quien le exigió firmar el cese al fuego que se viene negociando desde hace dos meses con mediadores internacionales. Tras ese encuentro privado, la vicepresidenta Kamala Harris expresó públicamente su «gran preocupación por la escala de sufrimiento humano en Gaza», instando a un alto el fuego inmediato.

Las declaraciones de Harris generaron malestar en la comitiva israelí, con el ministro de la Diáspora, Amichai Chikli, cuestionando si la vicepresidenta «aspira a liderar el mundo libre» sin distinguir «entre causa y efecto, bien y mal».

Por su parte, Trump respaldó sin condiciones la postura de Netanyahu. «Creo que sus comentarios sobre Israel fueron irrespetuosos. No sé cómo una persona que es judía puede votar por ella», declaró el exmandatario sobre Harris, a pesar de coincidir con Biden y la vicepresidenta en la necesidad de un cese al fuego.

«Al margen de las diferencias, Netanyahu regresó satisfecho. Sabe que más allá del resultado electoral, EEUU estará a su lado frente a grupos como Hamas, Hezbolá y la Yihad Islámica», afirmaron analistas.