El Ejecutivo nacional se topa con resistencias para avanzar con su plan de eliminar las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Ante esta realidad, la estrategia oficial apunta ahora a negociar con la oposición un proyecto que deje de lado el carácter obligatorio de estas votaciones preliminares.

La semana pasada, el oficialismo transmitió a los principales bloques opositores en Diputados su intención de impulsar una reforma electoral integral. No obstante, encontró reparos puntuales, especialmente de Juntos por el Cambio, que no avalaría la supresión total de las PASO al considerarlas una herramienta clave para dirimir sus internas partidarias.

Por ello, el Gobierno se muestra dispuesto a analizar alternativas como la que propone el PRO a través de María Eugenia Vidal: mantener las primarias pero volverlas optativas. «Estaremos abiertos a negociar alguna variante así, si no logramos eliminarlas por completo», admitió un funcionario cercano al jefe de Gabinete, Guillermo Francos.

Los vicejefes Lisandro Catalán y José Rolandi convocarían en los próximos días a una nueva ronda de diálogo con legisladores opositores. El objetivo será auscultar los apoyos para quitar el carácter obligatorio a las PASO y avanzar también con otros puntos como la implementación de la Boleta Única de Papel.

«No sirven para nada y son un gasto innecesario», reiteró la postura oficial respecto a las primarias. Sin embargo, reconocen que necesitarán el respaldo de casi todos los sectores «dialoguistas» para lograr la ansiada reforma, que requiere mayoría calificada en el Congreso.

En paralelo, avanza la creación del Consejo de Mayo, órgano que nucleará a gobernadores, legisladores, empresarios y gremios para plasmar en iniciativas parlamentarias los puntos acordados en el reciente Pacto de Mayo. Allí se debatirán también los cambios electorales y previsionales que impulsa el oficialismo.

Mientras La Libertad Avanza busca consensos para concretar su ambiciosa agenda de reformas, crece la incertidumbre sobre el real margen de maniobra que tendrá en un Congreso donde se antoja clave tejer alianzas pragmáticas con fuerzas más moderadas. Un desafío nada sencillo para un espacio que se ha caracterizado históricamente por su intransigencia ideológica.