Los datos preliminares que se conocen hasta el momento del mes de junio indicarían que la incipiente recuperación económica que se vislumbraba meses atrás se habría frenado. Tras algunos indicios positivos entre abril y mayo, las señales son ahora negativas en varios frentes clave.

En primer lugar, las expectativas apuntaban a que la inflación de junio sería levemente superior a la de mayo, interrumpiendo la tendencia a la baja. Además, se especula que el Gobierno anunciaría un déficit fiscal por primera vez desde que asumió, producto de mayores erogaciones estacionales.

Otra muestra de la desaceleración serían los despachos de cemento, que cayeron 32,8% interanual y 3% respecto a mayo. En el rubro automotriz también se vio un duro impacto: la producción retrocedió 16,7% mensual y 40,2% anual, aunque las ventas subieron 16,1% impulsadas por la mayor brecha cambiaria.

Si bien faltarían datos para tener el panorama completo, por ahora los principales indicadores macroeconómicos apuntarían a un freno en la leve reactivación previa. Las proyecciones privadas y oficiales se mantienen en cifras de recesión de alrededor del 3,5% para 2024.