En un nuevo capítulo de su estilo confrontativo, el presidente Javier Milei volvió a arremeter contra mandatarios de países vecinos, profundizando las rispideces diplomáticas. En esta ocasión, sus dardos apuntaron contra Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Luis Arce de Bolivia.

A través de un encendido mensaje en redes sociales titulado «El perfecto dinosaurio idiota», el líder libertario redobló la apuesta contra Lula, a quien tildó nuevamente de «corrupto» y «comunista». «Luego de las agresiones de Lula, en especial su fuerte interferencia en la campaña electoral y apoyo a la campaña más sucia de la historia, se queja porque le respondo con verdad», espetó Milei, dando a entender que no piensa retractarse.

Asimismo, el mandatario argentino reiteró sus cuestionamientos al supuesto «intento de golpe» denunciado por el gobierno boliviano, calificándolo como un «fraude montado». «El perfecto idiota, en lugar de aceptar su error, me critica por dejar su estupidez a la vista», disparó en relación al caso boliviano.

Estas nouvelles salvas verbales tensan aún más los ya delicados vínculos con las principales naciones de la región. Milei había decidido ausentarse de la próxima cumbre del Mercosur, prevista para el lunes en Asunción, con el aparente objetivo de evitar un encuentro cara a cara con el mandatario brasileño, quien exigió «disculpas» por los calificativos vertidos.

No obstante, el líder argentino sí viajará este fin de semana a Brasil, pero para participar de un evento político alineado a su ideología de derecha, junto al ex presidente Jair Bolsonaro. Se trata de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que se realizará en la ciudad balnearia de Camboriú.

Este nuevo episodio de rispideces diplomáticas genera inquietud en sectores que abogan por un diálogo constructivo con los países hermanos. Voces moderadas llaman a bajar la crispación y trabajar en una agenda conjunta que fortalezca los lazos regionales más allá de las diferencias políticas e ideológicas.

Crece la tensión con Brasil por su presión para desmontar el régimen de intercambio automotriz con Argentina

El gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva estaría presionando para eliminar el régimen de comercio administrado conocido como «flex», que regula el intercambio de vehículos entre las dos principales economías del Mercosur.

Esta medida, de concretarse, podría resultar catastrófica para la industria automotriz argentina, advierten voces autorizadas del sector. «Sería desastroso. En dos minutos, arman las valijas y revienta todo», manifestó una fuente oficial al tanto de las negociaciones, refiriéndose al posible éxodo de las terminales radicadas en el país.

El temor se sustenta en que la libre importación de automóviles brasileños, sin las actuales restricciones compensatorias, arrasaría con la producción local al no poder competir en costos con su vecino. «La propuesta es que no haya comercio administrado», sintetizó la misma fuente consultada.

Sin embargo, otras voces más moderadas califican el conflicto como «una faceta de negociación» que aún no está sellada. Un empresario automotor de renombre admitió que «el daño sería muy fuerte», pero acotó que «entiendo que todo está en una fase de negociación».

Ante este crudo escenario, se alzan llamados a «mejorar las herramientas» vigentes en lugar de su virtual eliminación. El acuerdo de comercio administrado actualmente vigente se extenderá hasta 2029 y reemplazó un protocolo previo que vencía este año.