Después de casi 14 años de una prolongada batalla legal, el fundador de WikiLeaks Julian Assange logró su ansiada libertad al alcanzar un acuerdo con las autoridades estadounidenses. En virtud de este pacto, Assange se declarará culpable ante un tribunal en las Islas Marianas del Norte, territorio de EEUU en el Pacífico.
El controvertido activista australiano de 52 años partió esta mañana desde el Reino Unido, donde permaneció encarcelado desde 2019, rumbo a la isla de Saipán. Allí enfrentará cargos por «conspiración para obtener y revelar información relativa a la defensa nacional», según documentos judiciales.
«Estoy muy agradecida a todos los que se han movilizado durante años para que este día sea una realidad. Julian será un hombre libre una vez que el acuerdo sea ratificado», expresó su esposa Stella Assange a la BBC. Se estima que el australiano podría ser sentenciado a 62 meses de prisión, pero al haber cumplido un tiempo similar de detención preventiva, se espera su liberación inmediata tras la audiencia.
La diplomacia secreta jugó un papel clave para destrabar el estancamiento judicial. «Esto demuestra la importancia y el poder de la diplomacia discreta», afirmó su madre Christine Assange, feliz por el fin del «calvario» de su hijo luego de más de una década de persecución.
El acuerdo implica que Assange también acepte haber revelado cientos de miles de documentos confidenciales junto a la militar estadounidense Chelsea Manning. Por su parte, el gobierno australiano celebró que el caso «se haya prolongado demasiado» y que su detención ya no tenga sentido.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU aplaudió los «avances significativos» que permiten una «solución definitiva», reconociendo que la situación de Assange planteaba diversas «preocupaciones» sobre derechos fundamentales.