El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, intensificó este martes los reclamos para que se ponga fin a la persecución judicial contra el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, y se logre su liberación inmediata. Las declaraciones del mandatario se producen luego de que la justicia británica concediera una última instancia de apelación que frena, por el momento, la extradición de Assange a Estados Unidos.
«Mantener a Assange encarcelado no sirve de nada. Continuamos trabajando de cerca para conseguir su liberación», enfatizó Albanese, de nacionalidad australiana al igual que el ciberactivista. El jefe de gobierno reiteró así su postura de que debe terminar el acoso judicial que enfrenta Assange por la filtración de documentos secretos sobre las guerras de Irak y Afganistán.
El fallo del Tribunal Superior de Londres representa un respiro para el fundador de WikiLeaks, quien lleva más de cuatro años tras las rejas. Los jueces accedieron a analizar si, como ciudadano extranjero, Assange puede ampararse en la protección a la libertad de expresión que garantiza la Primera Enmienda constitucional estadounidense.
La decisión provocó festejos entre cientos de simpatizantes que se congregaron frente al tribunal londinense portando carteles con la leyenda «Libertad para Julian Assange, AHORA». Las pancartas ilustraron el respaldo que mantiene el ciberactivista a pesar de los 18 cargos que enfrenta en Estados Unidos, la mayoría bajo la controvertida Ley de Espionaje.
Si bien esta instancia judicial retrasa la extradición avalada en junio de 2022, Assange permanece recluido en una cárcel de máxima seguridad en la capital británica. Allí se encuentra desde abril de 2019, luego de pasar siete años asilado en la embajada ecuatoriana para evadir una orden de captura por un caso de supuesta violación, finalmente desestimado.
Pese al nuevo revés judicial, las palabras del primer ministro Albanese reafirman el respaldo de Australia a su ciudadano más emblemático de la era digital. Mientras Assange aguarda el próximo round legal, el gobierno australiano mantendrá su ofensiva diplomática para lograr la ansiada libertad del fundador de WikiLeaks.