En la primera visita al exterior de Vladimir Putin tras iniciar su quinto mandato como presidente ruso, Pekín y Moscú sellaron una vez más su estrecha colaboración política y económica. Sin embargo, persisten interrogantes sobre la voluntad y capacidad reales de China para mediar en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Con un recibimiento de gala que incluyó un suntuoso banquete, el líder chino Xi Jinping dio la bienvenida a su par ruso destacando los históricos lazos entre ambas naciones. «China y Rusia mantienen relaciones diplomáticas desde hace tres cuartos de siglo. Han demostrado su eficacia en tiempos de crisis», expresó Xi, en alusión a la relevancia de esta alianza estratégica.
En un contexto donde Rusia se encuentra aislada internacionalmente debido a su invasión de Ucrania, el apoyo chino resultó clave para contrarrestar las sanciones económicas impuestas por Occidente. De hecho, Putin viajó acompañado por Andrei Belousov, el nuevo ministro de Defensa y economista designado para garantizar el suministro de materias primas necesarias para la producción bélica rusa.
No obstante, pese a la declaración conjunta que abogó por «una solución política» al conflicto ucraniano, los analistas cuestionan la verdadera disposición de Pekín para ejercer como mediador imparcial. Helena Legarda, del Instituto MERICS, señaló que «la voluntad de China para implicarse en un proceso de mediación ha sido muy limitada» hasta ahora.
Asimismo, se pone en duda la capacidad de influencia de Xi Jinping sobre las decisiones de Putin respecto a Ucrania. «Pekín tiene cierta influencia sobre Rusia, pero la capacidad de Xi para influir en Putin es probablemente mucho más limitada de lo que algunas personas creen», afirmó Legarda, al tiempo que subrayó que China no es vista como un mediador «honesto» por las partes involucradas.
Si bien ambas potencias buscan erigirse como un contrapeso al orden liberal liderado por Occidente, las prioridades geopolíticas parecen anteponerse a un compromiso real para alcanzar la paz en el territorio ucraniano. En ese sentido, la visita de Putin consolidó la alianza ruso-china, pero dejó abiertas las interrogantes sobre el rol de Pekín en la resolución del conflicto armado.