La capital alemana vive días de profunda crispación debido al recrudecimiento de las manifestaciones contrarias a Israel y de apoyo a la causa palestina. El pasado miércoles, cientos de personas se congregaron en el barrio de Charlottenburg ondeando banderas de Palestina y portando pancartas que denunciaban un supuesto «genocidio» en la Franja de Gaza.

«Estoy aquí porque soy palestina y me opongo al genocidio», clamaba una de las asistentes a la marcha convocada por el Día de la Nakba, cuando se recuerda el éxodo palestino de 1948. En un ambiente enrarecido, algunos manifestantes vitorearon al movimiento Hamás pese a las advertencias de los organizadores, que pidieron no hacer apología del grupo islamista catalogado como «terrorista».

La tensión también ha escalado dentro de los recintos universitarios berlineses, donde se multiplican los actos de protesta que en ocasiones derivan en enfrentamientos con la policía. Hace unos días, las autoridades tuvieron que desalojar un campamento instalado en la Universidad Libre.

«¿Han considerado que los estudiantes judíos están siendo atacados y acosados? ¿Que ocultan su identidad por temor?», se preguntaba indignado Sigmount Königsberg, responsable de luchar contra el antisemitismo en la comunidad hebrea local, que denuncia una oleada de agresiones físicas y verbales.

Königsberg critica que algunos docentes justifiquen las revueltas estudiantiles aduciendo la «comprensible» preocupación por Gaza, y acusa a los manifestantes de perseguir más bien la «aniquilación» del Estado israelí en lugar de buscar una convivencia pacífica con los palestinos.

Según datos oficiales, desde el último estallido de hostilidades en octubre pasado se han registrado casi 3.000 protestas vinculadas al conflicto de Oriente Medio en todo el país, la mitad a favor de Palestina. La policía tuvo que intervenir en algunos casos por el lanzamiento de fuegos artificiales y quema de contenedores.

La creciente animadversión hacia Israel y sus partidarios genera un grave malestar en la nutrida colectividad judía berlinesa, que ronda los 8.200 miembros. Muchos jóvenes ya barajan abandonar sus estudios por la inseguridad reinante.