El anhelo de progreso tecnológico y la creciente preocupación ambiental protagonizaron un violento encontronazo este viernes alrededor de la planta de Tesla en Grunheide, Alemania. Unos 800 manifestantes intentaron irrumpir en las instalaciones para protestar contra los planes de expansión de la fábrica, generando enfrentamientos con la policía.

Los activistas arguyen su rechazo por el potencial impacto ecológico que tendría la ampliación de la planta. «Estamos aquí para llamar la atención sobre la destrucción ambiental que causa Tesla, no solo aquí sino también en países como Argentina o Bolivia, donde se extrae el litio para las baterías provocando terribles consecuencias», expresó Ole Becker, uno de los organizadores.

La tensión escaló rápidamente. Tras rodear la fábrica, varios manifestantes intentaron ingresar a la fuerza, siendo rechazados por un contingente policial que montó un operativo de seguridad. «Protegemos la libertad de reunión, pero también somos responsables del orden público. Intervendremos cuando sea necesario», advirtió Mario Heinemann, vocero policial.

El encontronazo dejó varios heridos leves y algunas detenciones temporales. «Llamaremos la atención sobre Tesla de diversas formas para luchar por una verdadera transición hacia una movilidad social y sostenible, no centrada solamente en el automóvil privado», señaló Becker, anticipando nuevas protestas.

La polémica tensión entre ambientalistas y Tesla no es nueva en Alemania. En marzo, un grupo de extrema izquierda reivindicó un ataque que interrumpió la producción en la planta. La compañía reconoció que fue «un claro mensaje de oposición» a su presencia en el país.