En las Islas Canarias, se han llevado a cabo protestas masivas contra el turismo masivo, en medio de preocupaciones por los efectos negativos que está teniendo en la sociedad y el medio ambiente. Miles de personas salieron a las calles para expresar su insatisfacción con la situación actual. Según José Miguel Martín, presidente de la Fundación Canaria Tamaimos, «existe un sentimiento de insatisfacción con la situación en amplios sectores de la sociedad». El turismo es una fuente importante de ingresos para las Islas Canarias, pero los manifestantes argumentan que la riqueza generada no se queda en la comunidad, sino que solo se ven los efectos negativos como la escasez de viviendas asequibles, bajos salarios y la saturación de servicios como el sistema sanitario.

En el último año recibieron más de 16 millones de turistas, lo que representa un récord. Los turistas gastaron más de 20.000 millones de euros en la región el año pasado, lo que equivale a casi el 40% de la producción económica total. Sin embargo, los isleños se enfrentan a salarios bajos y altos niveles de desempleo, con uno de cada tres en riesgo de pobreza, según el sindicato Comisones Obreras. Uno de los problemas más urgentes es la falta de vivienda asequible, ya que el crecimiento del alquiler vacacional ha hecho que los precios se dupliquen en los últimos 10 años. «Nada de esta riqueza se queda aquí. Sólo la basura y otras consecuencias negativas».

Los manifestantes están exigiendo una moratoria en el crecimiento del sector turístico, para permitir un cambio en el modelo actual. Incluso la asociación canaria de hoteleros, Ashotel, está de acuerdo en que no se puede seguir esperando récords turísticos año tras año. Juan Pablo González, director gerente de la asociación, afirma que el objetivo debería ser mejorar la calidad de la oferta turística para atraer a menos turistas, pero que gasten más dinero. Aunque el presidente del gobierno regional canario, Fernando Clavijo, se mostró comprensivo con las protestas, los partidos gobernantes rechazaron las principales demandas de los manifestantes, como la introducción de una tasa turística.

Los activistas canarios no tienen intención de detener sus protestas y consideran que la manifestación del 20 de abril fue solo el principio de su lucha por un cambio en el modelo turístico de las Islas Canarias.