La guerra en Gaza liderada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, está debilitando aún más las relaciones entre Israel y Estados Unidos. Durante décadas, Israel ha sido un aliado cercano pero complicado para Estados Unidos, y esta ofensiva en Gaza está poniendo a prueba la relación estratégica bilateral. En los últimos tiempos, la administración de Biden se ha distanciado cada vez más del gobierno de Netanyahu.
Las relaciones entre Estados Unidos e Israel han sido consideradas como sacrosantas por ambos partidos políticos en Washington. A lo largo de los años, Estados Unidos ha brindado a Israel cerca de 300 mil millones de dólares en ayuda, principalmente en apoyo militar. Chuck Freilich, ex vice asesor de seguridad nacional de Israel, describe esta relación como «increíble» y destaca los «valores compartidos», los intereses estratégicos y el fuerte lobby proisraelí en Washington como los pilares fundamentales de esta alianza.
Sin embargo, la condena global hacia Israel por el alto número de civiles muertos durante la ofensiva en Gaza ha dificultado que Estados Unidos mantenga públicamente el mismo nivel de apoyo. La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, ha dejado claro que no se debe confundir al gobierno de Israel con la población israelí. Además, en una votación reciente en el Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos se abstuvo de votar a favor de una resolución de alto el fuego.
Esto ha llevado a expertos a señalar que las relaciones entre Israel y Estados Unidos se están debilitando. Chuck Freilich teme que si Netanyahu no cambia su enfoque pronto o si no hay un nuevo gobierno en Israel, esto podría tener un impacto duradero en la relación bilateral. Ian Lustick, politólogo de la Universidad de Pennsylvania, señala que Estados Unidos ha pasado de una posición de apoyo (luz verde) a una posición de cautela (luz naranja) y que solo Estados Unidos puede poner fin a los bombardeos israelíes.