Aunque la Agenda 2030 incluye erradicar la pobreza y la paz mundial, los objetivos que se han priorizado con mayor énfasis fueron sobre el cambio climático y dentro de lo que se considera libertad e inclusión, el avance del Estado sobre la educación sexual de los niños por sobre las decisiones familiares, el estímulo a la diversidad sexual. Otro aspecto fuertemente abordado es promover la disminución de consumo de carne para reemplazarla por otros alimentos y carne sintética (producida por impulsores de la agenda, como Bill Gates).
En una sorpresiva decisión, los grandes fondos de inversión JP Morgan Chase y BlackRock han abandonado la alianza climática de Naciones Unidas, una iniciativa creada para combatir el calentamiento global a través de acuerdos de sostenibilidad. JP Morgan Chase anunció su salida del grupo inversor «Climate Action 100+» a través de un comunicado oficial, mientras que BlackRock y State Street expresaron su preocupación por considerar que las iniciativas climáticas de la alianza han ido demasiado lejos. BlackRock ha cerrado su negocio estadounidense en Climate Action 100+ y ha reducido su participación en la alianza internacional a acciones dirigidas a la descarbonización. State Street argumentó que los compromisos de la fase 2 del Climate Action 100+ entraban en conflicto con sus políticas internas de inversión. Desde el gigante Blackrock afirmaron que las «iniciativas climáticas de la alianza han ido demasiado lejos».
La alianza climática de Naciones Unidas, conocida como Climate Action 100+, fue fundada en 2017 con el objetivo de unir a los principales fondos de inversión del sector privado a nivel mundial. Sin embargo, el contexto político actual ha cambiado y ha surgido un movimiento anti ESG (Environmental, Social, and Governance) que se opone al globalismo impuesto por la Agenda 2030 y medidas como el Pacto Verde. Este movimiento ha cobrado fuerza en Estados Unidos y se ha manifestado a través de protestas de agricultores en Europa.
La decisión de JP Morgan Chase y BlackRock de abandonar la alianza climática de Naciones Unidas pone en evidencia las tensiones entre los intereses financieros y la lucha contra el cambio climático. Mientras que la alianza busca promover la sostenibilidad y la reducción de emisiones, estos fondos de inversión argumentan que las iniciativas han ido demasiado lejos y entran en conflicto con sus políticas internas. Esta decisión genera preocupación sobre el compromiso y la responsabilidad de los grandes actores financieros en la lucha contra el cambio climático.