Javier Milei se encuentra en medio de un tramo crítico del ajuste económico, enfrentando la desilusión de sectores aliados y la oposición hostil del peronismo. El aumento de la pobreza al 57% en enero ha sido solo una advertencia de los desafíos que se avecinan. Milei, consciente del impacto de las medidas tomadas para estabilizar la economía, sabe que dependerá del tiempo en que lleguen las buenas noticias. Aunque espera que marzo y abril sean meses difíciles, confía en que mayo podría traer una luz al final del túnel.
En el ámbito político, los gobernadores de la UCR y el PRO han expresado su descontento en una reunión por videoconferencia, acordando mantener la unidad y esperar una convocatoria por parte de Milei. A pesar de ser aliados comprometidos en apoyar el plan de gobierno, existe una sensación generalizada de desencanto y frustración. Los gobernadores han decidido no tomar ninguna decisión más hasta ser convocados por el presidente. Además, el peronismo también muestra fastidio, especialmente en aquellos gobernadores y provinciales que han sido afectados por decisiones de Milei, como el despido de funcionarios.
El repliegue de los gobernadores aliados coincide con la postura más crítica del radicalismo hacia el gobierno. Martín Lousteau, presidente de la UCR, ha calificado el DNU de Milei como «inconstitucional» y ha cuestionado algunas ideas del credo libertario. Aunque se espera una nueva alianza entre Macri y Milei, la unión de ambos bloques no garantiza una bancada superior a los 80 diputados necesarios para tener quórum y aprobar leyes.
En medio de este contexto de debilidad política, el peronismo se encuentra en un proceso de realineamiento y confrontación, liderado por la CGT, los movimientos sociales y el kirchnerismo. La carta de Cristina Kirchner de la semana pasada ha marcado un tono de confrontación. A pesar de que las encuestas muestran un apoyo popular a Milei, el peronismo se prepara para enfrentarlo en la oposición.