Los comentarios recientes de Donald Trump sobre la OTAN han generado preocupación en Europa, especialmente entre los aliados de la alianza. Durante un mitin de campaña en Carolina del Sur, Trump advirtió a los países miembros de la OTAN que «animaría» a Rusia a actuar contra aquellos que no paguen sus contribuciones. Estas declaraciones han agitado a los miembros europeos de la OTAN, quienes ya estaban preocupados por la posibilidad de una segunda presidencia de Trump. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, respondió diciendo que cualquier sugerencia de que los aliados no se defenderán entre sí socava la seguridad de todos. Los comentarios de Trump han aumentado la probabilidad de que Rusia ponga a prueba a la OTAN, especialmente si Trump gana las elecciones nuevamente.

Durante su primer mandato, Trump amenazó varias veces con retirarse de la OTAN y cuestionó el compromiso de Estados Unidos con la alianza. Sus comentarios actuales atacando la OTAN y poniendo en duda la defensa colectiva han sido calificados como «preocupantes» por los diplomáticos. Muchos líderes europeos se están preparando para el impacto que podría tener una posible segunda presidencia de Trump en las relaciones transatlánticas, ya que durante su primer mandato se produjo una gran agitación en las relaciones entre Europa y Estados Unidos. Los aliados europeos están trabajando en planes de contingencia para fortalecer su defensa colectiva y mejorar sus capacidades militares en caso de que Trump regrese a la Casa Blanca.

Los comentarios de Trump también han resaltado la necesidad urgente de que los países miembros de la OTAN inviertan más en su defensa. Si bien algunos países, como Alemania, han tomado medidas para cumplir con el objetivo del 2% del PIB en gasto de defensa, aún queda mucho por hacer. Los gobiernos europeos reconocen la importancia de aumentar sus contribuciones y están trabajando en un enfoque más unificado para fortalecer su defensa colectiva. Sin embargo, los comentarios de Trump han causado daño a la alianza, ya que sus afirmaciones engañosas sobre los pagos de los países miembros son difíciles de rebatir.