Con la elección de Martín Lousteau como presidente del Comité Nacional de la UCR, el partido centenario inició su proceso de renovación. Sin embargo, esta elección también ha revelado las disputas internas y las resistencias por parte de algunos radicales. Por un lado, el grupo Causa Federal (Malbec), liderado por Gustavo Valdés y Alfredo Cornejo, buscará hacer presión desde el Congreso, apoyados por la Liga de Gobernadores de Juntos por el Cambio. Por otro lado, se plantea la cuestión de la relación con el PRO, siendo un tema de debate importante para el partido.
En la elección, Lousteau, que representa al grupo que quiere ser protagonista de la oposición, obtuvo una amplia mayoría de votos, dejando del otro lado al espacio integrado por Valdés y Cornejo (que representan los intereses de Mauricio Macri dentro del radicalismo). Ambos gobernadores buscan posicionarse como los líderes de Juntos por el Cambio, con un armado político en el Congreso que los ayude a ser el nexo con el gobierno de Javier Milei. Sin embargo, las tensiones son evidentes, como se demostró en una fuerte discusión entre Gerardo Morales y Cornejo por el tema de Mauricio Macri y la relación con el PRO. Esta herida abierta desde 2015 sigue generando divisiones en el partido.
Con Lousteau al frente del partido a nivel nacional, desde el radicalismo quieren mostrarle al macrismo que tienen el control. No el control de Juntos por el Cambio o lo que quede de él, sino de su propio partido, que hasta ahora, de la mano de Maximiliano Abad, Cornejo y otros, han respondido siempre a los intereses de Mauricio Macri mas que a su propio partido.
Además, los radicales que se alinean detrás de la figura de Patricia Bullrich durante la interna entre halcones y palomas, ahora buscan posicionarse como un espacio más amplio y se autodenominan «Causa Federal». Liderados por Cornejo y Valdés, reúnen dirigentes de varias provincias y buscan tener injerencia en las decisiones del partido. Por su parte, Morales y Cornejo apuestan a la unidad de la coalición de Juntos por el Cambio, creyendo que con los 10 gobernadores obtenidos en las elecciones y sus aliados territoriales en el Congreso, podrán liderar una «oposición responsable» que defienda los recursos de sus provincias.