Según un informe reciente, menos de la mitad de los estudiantes en América Latina llegan al sexto grado con los aprendizajes necesarios y dentro del tiempo previsto. Este dato es alarmante, ya que evidencia la falta de calidad educativa en la región.
El estudio, realizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), analizó el desempeño académico de estudiantes de 14 países de la región y encontró que, en promedio, sólo el 47% de los estudiantes alcanzan los estándares de aprendizaje esperados al final del sexto grado.
Esto significa que más de la mitad de los alumnos de la región tienen dificultades para leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas. Además, el informe reveló que hay una importante brecha de desempeño entre los estudiantes de diferentes países, siendo Chile y Uruguay los que presentan mejores resultados, mientras que Honduras y Guatemala tienen los peores.
En Argentina específicamente, el desgranamiento de la matrícula en la escuela secundaria es un problema recurrente en Argentina, lo que implica que solo el 52% de los estudiantes llegan al último año escolar cuando deberían. A diferencia de la primaria, donde el 92% de los niños llega a sexto grado en el tiempo estipulado.
Las cifras varían según las provincias, algunas tienen casi el 99% de los estudiantes que ingresan a primer grado llegando a sexto seis años después, mientras que en otras, los indicadores de abandono y repitencia en primaria son más altos, como en Misiones, Corrientes y San Juan.
Aunque la tasa de retención es buena, los resultados de aprendizaje caen drásticamente. Solo el 43% de los estudiantes que llegan a sexto grado a tiempo logran niveles satisfactorios o avanzados en las pruebas de lengua y matemáticas. Los resultados varían significativamente entre las provincias y se explican, en parte, por el nivel socioeconómico de los estudiantes.
Para abordar este problema, es fundamental que los docentes tengan la oportunidad de conocer otras experiencias de enseñanza y acceder a la formación continua. También se necesitan espacios para la investigación y el intercambio de ideas entre los docentes para generar cambios en la dinámica diaria de la enseñanza y así evitar el desgranamiento de la matrícula.