El movimiento de inmigración en la frontera norte de México suele estar en el centro de la atención debido a la crisis de migrantes que intentan ingresar a Estados Unidos. Sin embargo, existe un movimiento en sentido contrario, el de estadounidenses que se están instalando en México. Según los datos de la Secretaría de Gobernación (Segob) de México, en 2022, un total de 11.518 estadounidenses recibieron la tarjeta de residente temporal, un aumento con respecto a los 9.086 de 2021 y una cifra que se ha aproximado a duplicarse desde 2020, cuando el número de tarjetas otorgadas fue de 5.393.
Un factor clave para este movimiento es el aumento del costo de vida en Estados Unidos, que en 2022 registró su peor índice de inflación en 40 años. La compra y alquiler de vivienda, así como el costo de la comida y los servicios, han llevado a muchos estadounidenses a instalarse en Ciudad de México. Además, el hecho de poder teletrabajar les permite cobrar en dólares, lo que es un negocio para los bolsillos de los estadounidenses.
Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, cerca de 1,6 millones de estadounidenses viven en México, y muchos de ellos se han trasladado a la capital mexicana debido a su costo de vida más bajo en comparación con otras ciudades estadounidenses. De hecho, en el ranking de 2022 de la compañía de movilidad global ECA International, Ciudad de México se situó en el onceavo puesto de las ciudades más caras de América Latina, y es más barata que otras capitales como Buenos Aires, Montevideo, Lima, Quito, Río de Janeiro y Sao Paulo.
Según el profesor Fernando Bustos de la Universidad Anáhuac, los estadounidenses se mudan a México principalmente por su costo de vida más bajo, no porque realmente deseen participar de la cultura local o porque les interese México. Sin embargo, esta tendencia demuestra un cambio interesante en la dinámica de la inmigración, con estadounidenses que buscan mejorar su situación económica en el extranjero.