Compromiso democrático para lograr un gobierno legitimado por elecciones libres para la conducción de mayorías con respeto de las minorías, con plena libertad de expresión política, vigencia y respeto de las libertades públicas y privadas, vigencia irrestricta de la Constitución Nacional serán principios para decidir por el bien común en el futuro.
Solo el sistema democrático nos brindará la posibilidad de aunar las voluntades argentinas para recuperar la República para la civilidad y terminar para siempre con el autoritarismo uniformado de la intolerancia, la violencia y la decadencia económica, parámetros bajo los que condujeron el país las dictaduras militares que comenzaran en 1930. Bajo estas premisas la Unión Cívica Radical convocaba a todos los partidos políticos para formar la Multipartidaria en 1981 exigiendo el retorno al sufragio con el objetivo de consolidar para los tiempos una Argentina soberana, mas libre, más justa e igualitaria y cuyo resultado se expresó en las urnas el 30 de octubre de 1983.
La democracia no es solo una forma de elección de los gobernantes para reemplazar un equipo de gobierno por otro, es antes que nada una manera de organizar social y políticamente un país.
A casi cuatro décadas de la vuelta a la democracia, constituye una obligación para quienes la defendemos intentar expresar un análisis acerca de lo que son algunas de las causas que atentan contra el sistema y que hoy generan desconcierto y frustración acerca de su funcionamiento.
En primer lugar debemos reconocer el actual y peligroso deterioro de la organización política e institucional de la República. Existe un quiebre en la escala de valores de base moral y ética de los gobernantes que se transmite a la sociedad toda en los aspectos políticos, sociales y culturales, en donde el principal factor irritativo ha sido la mega corrupción practicada por parte de las mas altas autoridades del gobierno con el consecuente ataque a la independencia del Poder Judicial en busca de la anmistía por los ilícitos perpetrados.
Las causas judiciales están llegando a la etapa de decisión y la ciudadanía sabe que en el próximo año, mediante la elección, deberá optar por la justicia o por la corrupción.
El poder de turno ha instalado una seudodemocracia que representa un peligroso atentado contra el sistema ya que se le parece pero no lo es, se disfraza en lo superficial pero esconde sus maquiavélicos procedimientos para dar paso al autoritarismo y a la autocracia. En el ejercicio del poder eliminan todo tipo de controles para disponer de los destinos institucionales a discreción.
Debemos de reconocer que en nuestro país el partido de gobierno autodefinido como nacional y popular soporta una crisis de organización y proyección con el que abona su desprestigio y desconfianza ante el electorado. Su propuesta de instalar el populismo en Argentina y la búsqueda de proponer alianzas con países de régimen dictatorial seguramente será rechazada en las próximas elecciones.
Esta política ejercida en las últimas décadas por el peronismo en sus variantes FpV y FdT está dando lugar al ascenso de otros líderes de diversa orientación ideológica que también pueden pretender subvertir desde adentro el funcionamiento de las instituciones de la Constitución. Solo la democracia permite revertir el error mediante el mecanismo del voto.
El ex presidente Dr. Raúl Alfonsín con justicia, ha sido reconocido por todos los partidos políticos como “el padre de la democracia” por su lucha en defensa de las misma durante toda su vida política. Todavía resuenan hoy sus mensajes republicanos que con coraje cívico nos brindaba en cada tribuna del país durante su campaña cuando proclamaba que “Argentina inauguraba un período de 100 años de democracia y que habría millones de argentinos para recrearla y millones para defenderla, más que una salida electoral significa una entrada a la vida”.
Por Enrique Carlos Mogensen (Presidente Comité UCR Bariloche (1983-1985). Presidente UCR Línea Bariloche)
Fuente: Diario Río Negro