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Brasil vive una campaña electoral marcada por la violencia política y el miedo

Un nuevo asesinato por divergencias políticas en Brasil expuso la violencia que atraviesa la campaña presidencial en el gigante sudamericano, con 214 de estos casos registrados solo en el primer semestre, en un clima de tensión y miedo que analistas asocian con la llegada al poder de Jair Bolsonaro y sus discursos de incitación al odio.
La recta final hacia los comicios del próximo domingo se vio alterada el martes luego de que las autoridades reportaran el homicidio de un simpatizante del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, apuñalado en un bar en el noreste del país por un hombre que ingresó en busca de votantes del líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Este crimen se suma a otros dos asesinatos ocurridos durante la campaña contra partidarios del dirigente de izquierda.

El 9 de este mes fue asesinado en una fábrica en Confresa, estado de Mato Grosso, un elector de Lula por parte de un compañero que era un activista bolsonarista, que intentó decapitarlo con un hacha y que se encuentra detenido.

En julio pasado, en Foz do Iguazú, ciudad fronteriza con la provincia de Misiones, el dirigente del PT Marcelo Arruda, que festejaba su cumpleaños 50 con una remera con la cara de Lula, fue asesinado a tiros por un agente penitenciario federal que irrumpió con su arma en la fiesta al grito de «Acá manda Bolsonaro».

En tanto, en el sureño Río Grande do Sul, estado que tiene frontera con Corrientes y Misiones, un productor rural y bolsonarista murió hace dos semanas al colisionar la camioneta en la que escapaba de la policía tras haber chocado intencionalmente un auto que tenía adhesivos de Lula, conducido por una concejala del PT.

Pero estos actos de violencia política fueron minimizados por el propio Bolsonaro, quien en el debate del sábado pasado dijo no tener responsabilidades por los casos que se registraron en el país.

Lula, en cambio, condenó el lunes «la violencia política porque alguien tiene una remera roja (color de su partido)» y subrayó que el país necesita «ser pacificado».

«No podemos tener una guerra, Brasil no tiene guerra con nadie y no podemos tener peleas entre nosotros», afirmó Lula, quien usa chaleco antibalas desde el inicio de la campaña luego de que dos de sus actos fueran blanco de ataques.

A su vez, el líder del PT acusó hoy a Bolsonaro de fomentar la violencia y aseguró que la flexibilización para la compra de armamento benefició al narcotráfico y al crimen organizado.