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Lula arrasa en las encuestas y teje alianzas dentro y fuera de Brasil

Los últimos sondeos de Datafolha e Ipec pronostican su victoria en primera vuelta con casi 30 puntos de ventaja y su gira internacional, que incluyó un acto masivo junto a Alberto, Cristina y Mujica en Plaza de Mayo, lo muestra como un estadista que se prepara para gobernar.
Si las elecciones fueran hoy, Luiz Inácio Lula da Silva volvería a ser presidente de Brasil por tercera vez y sin necesidad de segunda vuelta, derrotando a Jair Bolsonaro por casi treinta puntos de diferencia. Es lo que muestran las últimas encuestas de Datafolha e Ipec (ex Ibope), publicadas esta semana, confirmando la tendencia ya registrada por otras consultoras en los últimos meses. La victoria de Lula, que pasó 580 días preso en Curitiba y fue proscripto en las elecciones de 2018, sería aún mayor si hubiese balotaje: según Datafolha, el líder del Partido de los Trabajadores superaría el 65% de los votos válidos y vencería tanto al actual presidente como al exjuez que lo encarceló, que también será candidato luego de romper con Bolsonaro, a quien ayudó a llegar al poder.
Los números de ambas consultoras son casi idénticos. Según Ipec, que encuestó a 2002 personas en 144 ciudades del 9 al 13 de diciembre, Lula da Silva obtendría en la primera vuelta el 48/49% de los votos (hay dos escenarios, dependiendo de quiénes sean sus adversarios), seguido por el presidente Jair Bolsonaro (21/22%), el exjuez Sergio Moro (6/8%) y los exgobernadores Ciro Gomes (5%) y João Doria (2/3%). Según Datafolha, que encuestó a 3666 personas en 191 ciudades del 13 al 16 de diciembre, Lula obtendría el 47/48% de los votos, seguido por Bolsonaro (21/22%), Moro (9%), Ciro (7%) y Doria (3/4%). La intención de voto del candidato de la izquierda crece entre los más jóvenes (53/54%), los más pobres (55/56%) y los habitantes del Nordeste (61%). Entre los evangélicos, que votaron masivamente a Bolsonaro en 2018, están empatados, con leve ventaja para Lula. En cuanto a los niveles de rechazo, apenas 34% respondió a Datafolha que no votaría a Lula en ningún caso, mientras que a Bolsonaro lo descarta por completo el 60%.
Mientras la aprobación del actual presidente sigue cayendo –solo el 19% según Ipec y 22% según Datafolha aprueban su gobierno, en medio de una catástrofe sanitaria, desastre económico, crecimiento del hambre y la desigualdad, amenazas de golpe y escándalos de corrupción–, Lula continúa creciendo y se reúne con diferentes actores sociales y políticos para discutir el futuro. Para adentro, negocia una amplia coalición antifascista que, además de unir a todas las fuerzas de izquierda, también podría sumar como vice a un viejo adversario de derecha: el exgobernador de São Paulo Geraldo Alckmin, a quien el expresidente venció en la segunda vuelta de 2006. Para afuera, conversa con líderes extranjeros, da entrevistas internacionales (como la que concedió a la agencia Télam) y es recibido en cada país que visita desde que recuperó su libertad con honores de jefe de Estado.