Florencio Randazzo es considerado una persona confiable dentro del justicialismo. No se la juega demasiado pero tampoco traiciona. No se le perdona todavía que cumpliera con su decisión de no postularse a Gobernador en 2015, pero el ex ministro busca ser reincorporado aunque sea a una segunda línea de poder.
La presentación de su candidatura por “Vamos con Vos” se la considera una movida para favorecer al gobierno nacional “robándole” a Juntos un mínimo pero útil porcentaje de votantes.
Aquí es donde entra en juego el ex intendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti, quien desde hace años su sueño sería formar parte del poder como lo hiciera en su momento el también ex intendente, Daniel Katz. El problema es que a diferencia de Katz, Pulti es resistido por las altas esferas del kirchnerismo y más aún por La Cámpora.
Una posible explicación a la definición política de ex intendente se escuchó de boca de un asesor del HCD local: “Gustavo sigue con bronca con los marplatenses, no puede digerir que lo hayan elegido a Arroyo y le dieran la espalda. Hace tiempo que quiere jugar en la política grande”.
Aunque con distintos antecedentes, Randazzo y Pulti comparten el anhelo de ser abrazados por el poder. Uno para volver y el otro para sentir lo que se siente jugar más allá de Ruta 2 y Constitución.
Pulti necesitaba una movida que sea lo suficientemente convincente para el kirchnerismo de primera línea y al mismo tiempo sacar el último provecho a su tan bien logrado partido local.
Con la ilusión de algunas encuestas propias y con el tercer lugar en la lista de diputados nacionales en una creación peronista – kirchnerista, hace su primera participación por fuera de Acción Marplatense y a décadas se su inclusión en la boleta encabezada por Menem y que lo llevó a una banca de concejal por primera vez.
La realidad es que las encuestas no le dan bien ni a Randazzo en la provincia ni a Pulti en Mar del Plata. Es por eso que se especula con que así como se dice que el ex ministro habría cerrado incorporarse al Gobierno después de las elecciones, Pulti podría hacer lo mismo a un nivel de menor rango.
Para los seguidores del partido local que logró reinstalar la boleta corta como opción local (mérito de Pulti), su permanencia en la política se diluye. Al ir pegada a un armado peronista disfrazado de alianza que a todas voces, será herramienta de alguna superestructura, el argumento de independencia vecinalista ya no tendría validez.
Por C. Piperno