Con una constante sangría de dirigentes y a sólo cuatro días de las elecciones internas del radicalismo bonaerense, la lista oficial que lleva a Maximiliano Abad como candidato, se encuentra en una carrera contra el tiempo para modificar lo que perciben como una derrota inevitable.

Desde febrero, cuando Gustavo Posse, candidato a presidir la UCR bonaerense, levantó su perfil junto con Martin Lousteau, no ahorró críticas a la conducción de Daniel Salvador y a su candidato Maximiliano Abad, por su sumisión y servilismo al PRO.

Posse supo tocar además la fibra radical: ese orgullo de ser el partido con más historia, prestigio, con dirigencia y con territorio. Le habló al “radical de toda la vida” y a “las nuevas generaciones”. El intendente de San Isidro invitó a todos los radicales a “liderar” Juntos Por el Cambio.

El oficialismo de Salvador y Abad logró la bendición de los popes del PRO. Así aparecieron las fotos del candidato oficialista con referentes como Patricia Bullrich y Cristian Ritondo.

Luego de las “bendiciones fotográficas”, el discurso se centró en el temor que podría causar al afiliado radical agitar el fantasma de romper Juntos Por el Cambio. “Es peligroso el discurso de Posse porque puede dar lugar a la inestabilidad” dijo Abad.

Esa idea del oficialismo no dio resultado, porque en todo momento, Posse y Lousteau criticaron duramente la pasividad de Abad en las tratativas con el PRO y propusieron justamente trabajar por el “Protagonismo Radical” dentro y fortaleciendo Juntos por el Cambio . “Queremos liderar y ampliar Juntos por el Cambio” y “Debemos ser socios plenos, protagonistas”, insistieron una y otra vez Posse y Lousteau.

Con las renuncias de sus candidatos y un discurso con consignas un tanto apáticas, los responsables de la campaña de Abad ordenaron un drástico cambio comunicacional.

Existe una decisión contundente de hacer propio el discurso de Posse, ordenando que masivamente, dirigentes y militantes utilicen el nombre de la lista opositora en sus mensajes y prometiendo un radicalismo activo y fuerte en las negociaciones, algo completamente opuesto a lo hecho durante los últimos 5 años de gestión.

“Hay que sacar a Manes a la cancha y apropiarse del discurso de liderazgo de Posse”, ordenaron quienes se ocupan de la campaña oficialista.

Desde hace unas semanas, referentes del oficialismo en distintas localidades hacen saber su decepción. “Están desanimados, saben que los llevaron con mentiras y se dan cuenta que pierden”, comentaba un observador de una de las ciudades más importantes de la Provincia.

Las órdenes de utilizar el discurso del adversario, intentar confundir a los afiliados y la promesa de continuar pero siendo completamente distintos a años de un manejo en función a las necesidades del PRO no deja al oficialismo radical en buena posición de cara al domingo.