«El enojo no es buen consejero de quien conduce, por más dura que sea la realidad. Los eligieron para dirigir y gestionar mostrando resultados, que se evaluarán a su debido tiempo. No matar en el camino la frágil #BiodiversidadSocioeconómica es su responsabilidad #CuarentenismoSalvaje »
Desde la oposición, uno de los primeron en manifestar su opinión luego de las palabras del Presidente y del Gobernador Bonaerense fue el senador Lucas Fiorini.
Al respecto, el senador se expresó a través de las redes sociales:
Comparto la nota de Ernesto Tenembaum para no perder la razonabilidad en discusiones sobre cuarentenas y aperturas, escuchando todos los argumentos de buena fe, más allá de los injustificados enojos de ejecutivos que vimos ayer. Recordemos al momento de evaluar y decidir lo que el sabio General enseñaba: todo en su medida y armoniosamente.
Al artículo sí me permito hacerle dos adendas que considero importantes:
La cuarentena estricta y general impuesta, con sus gravísimas consecuencias, será comprensible si la mortalidad resultante termina siendo claramente inferior respecto a países análogos con otras políticas. Ya veremos. A priori advierto que la tendencia a mediano plazo es a la equiparación de contagiados, lo cual expondría un error importante gubernamental por parte de quienes mantienen generalizada por muy largo tiempo la cuarentena, como sucede en Argentina.
Y segunda acotación, que puede parecer una obviedad pero -según veo en muchas expresiones públicas- lamentablemente no lo es para demasiados funcionarios y adláteres mediáticos e ideológicos: los gobernantes cuarentenistas deben entender que el sector privado fue obligado por el Estado a detener sus actividades y por tanto a declinar su movimiento económico y laboral: la sociedad civil y su entramado social y económico (la «biodiversidad» frágil a la que me refería en el anterior posteo) no es la culpable del parate, y esa es la razón que obliga a quien está ahogando con el APSO a responsabilizarse, hacer el esfuerzo correspondiente para auxiliar a quienes complicó la existencia y dar pertinentes salvatajes que posibiliten la recuperación post pandemia. Es un deber del gobierno, no genera excusas para «derechos», avances y condicionamientos sobre aquellos que condicionó con rigor excepcional