El peronismo bonaerense intenta consolidar la unidad de cara a las elecciones en la Provincia. Por ahora, no hay un nombre consensuado que se perfile para enfrentar a Vidal.
Por Juan Alfaro (ALFA) | @alfajuan
Sonrientes, a los abrazos, todos juntos en la foto de “unidad”, sosteniendo en sus brazos las consignas #UnidosPorBuenosAires y #UnidosPorArgentina. El peronismo bonaerense se congregó el jueves 21 de febrero en su bastión: La Matanza. Allí, los principales intendentes, referentes de La Cámpora, el Movimiento Evita y hasta Victoria Donda, participaron del Congreso del PJ bonaerense que habilitó al partido a gestar alianzas de cara al escenario electoral. El objetivo de acoplarse a Unidad Ciudadana o el espacio nuevo que encabece Cristina Fernández de Kirchner, a diferencia del 2017, donde por la aventura egocéntrica de Florencio Randazzo y su forzada candidatura a senador nacional, no pudo acoplarse a ese espacio. Pero la buena onda que los alcaldes y referentes mostraron en la reunión previa al Congreso que tuvieron en la municipalidad matancera, por ahora no se traslada a los hechos vitales del armado electoral del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Es que las internas subterráneas que mantienen los alcaldes de la Tercera Sección, con repercusiones y movimientos en toda la provincia, aún no están del todo saldadas. No solo en la definición de las candidaturas a gobernadora y vicegobernador, sino en el armado de las listas secciones que buscarán las bancas en la Legislatura bonaerense. Los dilemas del peronismo.
Hasta antes de las elecciones del 2017, la puja entre los extintos Grupo Esmeralda comandado por Martín Insaurralde y el Grupo Fénix, al mando de la dupla Verónica Magario-Fernando Espinoza, pulsearon sobre el terreno bonaerense, sobre la silla de la presidencia del PJ bonaerense y en la forma de encarar las relaciones con María Eugenia Vidal. Con la candidatura a senadora nacional de Cristina los intendentes peronistas se ordenaron atrás de su figura, salvo dos o tres dispersos -ahora arrepentidos- que se fueron con Randazzo. Hábil en el arte de hacer política, en la forma de negociar con los propios intendentes peronistas y con el vidalismo, Insaurralde se posicionó como un claro referente de los alcaldes, dentro de lo que se denominó el “peronismo dialoguista”. En diciembre de 2017, con un acuerdo con alcaldes de la Primera Sección, pudo acorralar a Espinoza y hacerlo declinar de la búsqueda de una reelección en la titularidad del PJ bonaerense y se implementó la presidencia rotativa entre los intendentes Gustavo “Tano” Menéndez (Merlo) en 2018 y Fernando Gray (Esteban Echeverría) en 2019. El lomense también selló un pacto con Máximo Kirchner y desde entonces el diálogo entre amos es fluido. Por el lado de La Matanza, Espinoza y Magario perdieron peso en la interna de la Tercera Sección Electoral y decidieron busca influencia en algunos distritos del Interior. El perfil de los matanceros siempre fue más crítico y menos colaboracionista con Vidal. La interna peronista de la Tercera.
En los primeros días de este año electoral y presos de la movida de Vidal de intentar adelantar las elecciones bonaerenses, el peronismo tuvo que empezar a mostrar las cartas sobre los nombres que pueden competir por la gobernación bonaerense. Así, surgió un particular “operativo clamor” de diversos intendentes del Conurbano y del Interior pidiendo por la candidatura a gobernador de Insaurralde. Hasta mediados del 2018, el lomense estaba concentrado en otro mandato para Intendente. Pero a medida que Vidal sintió a Mauricio Macri como su “salvavidas de plomo”, pasó de ser “invencible en 2019” a “estar asustada por el arrastre de Macri”, el lomense comenzó a jugar con la idea de postularse. Sin embargo, referentes del peronismo bonaerense desconfían de la jugada, y más bien apuntan a que el esposo de Jesica Cirio se está cotizando, para luego tener más influencia en el armado de las listas legislativas bonaerenses, a cambio de bajar una presunta candidatura. Pero los que lo conocen, advierten: “Si Martín piensa que puede ganar juega, sino no”.
El nombre de Magario, desde que asumió como intendenta en diciembre de 2015, se posicionó como una futura candidata a gobernadora por el peronismo en 2019. En la Gobernación tomaron nota, en despachos de la Casa Rosada también. De hecho, el vidalismo apuntó sus cañones contra la matancera desde el inicio mismo de su gestión. Se sabe, Magario es la némesis de Vidal y su perfil, su carisma es el que más encaja para enfrentar en un mano a mano a la actual gobernadora. La imagen de la matancera crece en conocimiento, las reacciones en las redes sociales son altamente positivas. Además, en varios despachos de la Legislatura bonaerense aseguran: “Magario es la candidata de Cristina”. Pero la alcaldesa se muestra cauta en su lanzamiento y además su imagen está atada a la de Espinoza, algo que le cuestionan mucho los intendentes. A mediados de enero, Magario confirmó su postulación para la gobernación, pero también la de Espinoza. Algunos observadores sostienen que la jugada del matancero es similar a la de Insaurralde: lanzar una presunta candidatura para negociar luego sobre el armado de listas. El camino de Magario.
Lo único que acordaron los intendentes es que de ellos saldrá el candidato o candidata a la gobernación del peronismo, e incluso la candidatura de la vicegobernación. Pero hasta ahora no hay acuerdo, nadie quiere lanzarse o poner las cartas sobre la mesa, por temor y confianza al otro. Los alcaldes, ahora sueñan que con el arrastre de Cristina en el territorio bonaerense “es posible” ganarle a Vidal. Pero hay un pequeño gran detalle, CFK no quiere una PASO. El antecedente del 2015, con la interna sangrienta que disputaron las duplas Aníbal Fernández-Martín Sabbatella contra Julián Domínguez-Fernando Espinoza, terminó siendo parte del combo para que el peronismo pierda la Provincia ante una novata Vidal. La orden que bajó la expresidenta es que si los intendentes quieren poner los candidatos, primero tienen que lograr la unidad, ordenarse y consensuar los nombres. Mientras tanto, mandó a Axel Kicillof a recorrer distintos puntos de la provincia, como una clara señal de que si los intendentes no se ordenan, impondrá como candidato al exministro de Economía. Por ahora, en varios despachos comenzó a circular una fórmula posible de consenso: Magario-De Jesús. Juan Pablo De Jesús es intendente del Partido de La Costa, integra la tropa de Insaurralde, con lo cual se saldaría la interna de la Tercera y, además, técnicamente es del Interior, aunque muchos pueden decir que no. Sobre esta interna, surge un pequeño grupo de intendentes, más ligados al ultrakirchnerismo, que se muestran alejados de la rosca de los alcaldes del Conurbano y fogonean la candidatura de Kicillof con “un claro lugar para el Interior” en la fórmula bonaerense. Mientras tanto, mientras el peronismo otra vez intenta ordenarse, Vidal arrancó su campaña y corre con ventaja.-
Fuente: ANDigital / Infocronos.com.ar