Después del apoyo conseguido en el viaje a España, el Gobierno planea sus próximos pasos hacia un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE), una meta que comparte con sus socios del Mercosur pero que resisten varios países de ese bloque regional.

La Argentina avanza en un acuerdo Unión Europea-Mercosur. El siguiente test para la Argentina será el 20 de marzo, cuando se inicie en Buenos Aires la reunión del Comité de Negociaciones Birregionales (CNB), que buscará acercar posiciones después de un encuentro que se celebró hace 15 días en Bruselas, y del apoyo activo de España, que el presidente Mauricio Macri consiguió en su visita a ese país.

«Se trata de un acuerdo de libre comercio, pero incluye diálogo político y cooperación en varias áreas, para ir hacia una asociación estratégica y regional», explicó a Télam el embajador Daniel Raimondi, subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la Cancillería, uno de los encargados de las negociaciones.

Raimondi indicó que la reunión de Bruselas (en la que estuvieron los técnicos que elaboran los borradores del acuerdo) se limitó a trabajar cuatro capítulos: comercio de bienes, de servicios, compras gubernamentales y medidas sanitarias y fitosanitarias.
En cambio en Buenos Aires se tocarán los 12 capítulos, es decir la totalidad del acuerdo.

A la reunión en nuestro país asistirán representantes de nuestros socios del Mercosur: Brasil, Paraguay y Uruguay (Venezuela está suspendida desde diciembre pasado) que se reunirán con los integrantes de la Comisión Europea, el órgano supranacional que representa a la UE en ámbitos internacionales.

«Los cuatro socios del Mercosur estamos embarcados en llevar adelante esta negociación, consideramos que va a ser positivo para nuestros países», confirmó Raimondi.

Las negociaciones empezaron en 1995, y Macri dejó trascender en España que le gustaría cerrar el acuerdo antes de que termine 2017, lo que exigirá un arduo trabajo contra reloj.

«Las negociaciones tienen muchos aspectos técnicos a resolver, pero todo se resuelve en la medida que haya voluntad política», opinó Raimondi.

El mayor inconveniente está planteado por los países europeos con perfil más agrícola, que temen por las exportaciones desde el Mercosur dañen sus economías.

De todos modos, el acuerdo que se busca no es un libre comercio pleno como el que mantienen los socios del Mercosur, sino un comercio de bienes y servicios, que seguramente tendrá sectores excluidos, para proteger sectorialmente algunas industrias estratégicas o débiles.

«Para nosotros la oportunidad de negociar con un grupo grande como la UE se traduce en más inversiones y generación de empleo», lo resumió Raimondi.

También la canciller Susana Malcorra es una defensora del acuerdo, y en sus últimos viajes lo explicitó.

«Definitivamente hay una convicción desde el Mercosur (sobre el tratado de libre comercio), es un momento para que la Unión Europea sea asertiva y que encontremos una solución en el marco político a este tema y que eventualmente le demos una gradualidad a la implementación que nos permita alcanzar un acuerdo», declaró la semana pasada en España.